En un rincón especial de Cusco, desde el año 2000, se alza la Casa de Acogida Mantay, cuyo nombre es un abrazo en sí mismo: “Cuidar”. Este hogar es más que un refugio; es un espacio donde las jóvenes madres adolescentes, de entre 12 y 18 años, y sus pequeños encuentran un nuevo comienzo, un lugar donde cuidar y ser cuidadas es el corazón de su misión.
Mantay da la bienvenida a dos tipos de beneficiarios, cada uno con historias y sueños propios que se entrelazan
Nuestros Beneficiaros
Madres residentes
Son aquellas jóvenes y sus hijos que, por recomendación de las oficinas del estado, encuentran en Mantay un hogar seguro y lleno de apoyo para superar situaciones de vulnerabilidad.
Pequeños visitantes
Los hijos de antiguas beneficiarias, quienes, de lunes a viernes, regresan a Mantay para recibir cuidado y atención en sus diversas áreas de servicio.
Nuestras áreas
En Mantay, cada día trae consigo la oportunidad de reconstruir vidas y cultivar sueños. Con un enfoque en brindar apoyo integral, este hogar cuenta con diversas áreas de servicio que hacen posible que tanto las jóvenes madres como sus hijos florezcan en un entorno protector y enriquecedor. Estas áreas incluyen:
Guardería
Aprendiendo a cuidar desde el corazón
En este rincón dedicado a los más pequeños, los niños de 0 a 3 años encuentran un espacio donde el cariño y el cuidado son prioridad. De lunes a sábado, entre risas y juegos, las enfermeras no solo atienden las necesidades de los bebés, sino que también guían a las jóvenes madres en el aprendizaje de prácticas esenciales como la lactancia, la psicoprofilaxis y la estimulación temprana. Es aquí donde las primeras etapas de la vida florecen acompañadas de sabiduría y ternura.
Refuerzo educativo
Construyendo futuros sólidos
El aprendizaje es el corazón de Mantay, y aquí cada niño y madre recibe apoyo educativo adaptado a sus etapas:
Inicial: Para los pequeños de 3 a 5 años, se ofrece un espacio que refuerza sus habilidades mientras asisten al jardín de infantes.
Primaria: Los niños de 6 a 12 años encuentran el acompañamiento necesario para prosperar en la escuela.
Secundaria: Adolescentes y madres albergadas reciben apoyo educativo continuo, abarcando desde la escolarización regular hasta la educación alternativa, para que nadie se quede atrás en el camino del aprendizaje.
Cocina
Ingredientes que nutren el cuerpo y el alma
En Mantay, la cocina es un rincón de aprendizaje en habilidades domésticas, donde la chef se transforma en una mentora práctica para las jóvenes mamás. Con su guía, cada clase se torna en una experiencia íntima, en la que la preparación de distintos alimentos se convierte en una lección de vida. No se trata solo de cocinar, sino de nutrir el alma con amor. Aquí se elaboran cinco comidas diarias —desayuno, almuerzo, cena y dos meriendas— que acarician tanto el cuerpo como el espíritu. Durante la semana, la chef lidera la actividad junto a alguna mamá residente, mientras que los fines de semana la tarea recae en las propias jóvenes, quienes se enriquecen al asumir esta responsabilidad.
Lavandería
Un espacio de cuidado compartido
La lavandería es un espacio esencial en Mantay, especialmente por la gran cantidad de bebés y niños pequeños que lo habitan. Sabina, nuestra responsable, atiende con esmero el lavado de la ropa común de la guardería —pañales, colchas, mantas y vestiditos de bebé— así como de manteles y otros textiles de uso compartido. Paralelamente, cada mamá se encarga personalmente de lavar su propia ropa y la de sus hijos, aportando un toque familiar y cercano a este cuidado tan necesario.
Intervención Socioeducativa
Acompañamiento constante
En un espacio de cuidado y respeto, las madres adolescentes reciben el apoyo necesario para fortalecer su camino junto a sus hijos e hijas. A través de orientación afectuosa, talleres y acompañamiento personalizado, se les brinda herramientas esenciales para su bienestar emocional, su autonomía y su crecimiento como madres. Aquí, cada consejo y cada aprendizaje construyen un futuro más seguro y lleno de posibilidades.
Este proceso les ayuda a desarrollar vínculos seguros, habilidades para la vida y una integración social significativa, permitiendo que enfrenten cada paso con confianza y esperanza.